Parece que los contendientes se han dado un descanso antes de continuar con el combate, parece como si estuviéramos en una guerra, pero yo no creo que esa cuestión se deba plantear de esa manera. La IX Asamblea de IU se ha terminado, de momento, con un sabor agridulce. Por un lado, ha habido buenos resultados en cuanto a lo que se refiere, a los documentos y a las propuestas de acción de cara a la situación de crisis en la que se encuentra la sociedad, pero por otro, no se ha conseguido una integración de las distintas pluralidades de forma que se consiga una dirección sólida.
En mi opinión la responsabilidad de la situación es compartida por todos y todas, pero desde luego, en función del nivel orgánico en la dirección, aquella crece de forma progresiva, por tanto, es este el momento de decirle a los grupos, partidos, corrientes, listas y demás formas de asociación dentro de IU que miren un poco para fuera y de la misma manera que han sido capaces de aunar esfuerzos de concreción en los documentos, deben dejar al lado sus sectarismos y arropar una organización que haga visible ese encuentro en las palabras que todo lo aguantan. Me da igual quien o quienes tengan que llevar adelante este barco, pero lo que si quiero es que el barco lleve un rumbo firme y acordado.
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